miércoles, diciembre 15, 2010

SUEÑO

Estás dormida. Uno, dos, tres chorros de vapor salen por la chimenea antes de que nada se mueva. Depronto, un piñón gira cuarenta y cinco grados y se detiene súbitamente. De algún lugar se desprende una lágrima, que se desliza sobre un tubo de pvc cortado longitudinalmente. la lágrima cae tres pulgadas abajo de tu ombligo, ligeramente a la derecha, -porque nadie es perfecto-. tu pierna derecha se estremece (también lo hace la izquierda) y el estremecimiento empuja a la primera lágrima hacia un nuevo viaje. Rodea tu pelvis, y el sudor que se le junta le ayuda en su camino debajo de tu muslo derecho.

Cuatro, cinco, seis chorros de vapor por la chimenea de acero inoxidable. Cuarenta y cinco grados para una nueva lágrima. Tres pulgadas abajo de tu ombligo, ligeramente a la izquierda, -porque nadie es perfecto- la lágrima emprende camino por tu cintura y tu muslo izquierdo hasta ver de frente a su hermana mayor.


Pongo toda mi fé para que siete, ocho, nueve chorros de vapor, cuarenta y cinco grados de giro del piñón, y medio tubo de pvc dejen que la última lágrima de la noche atraviese tu sexo, lenta, plácidamente, se detenga a degustarte tantas veces como sea posible y le deje a tu cuerpo un sabor a mi alma en la memoria para que cuando despiertes yo esté tan presente como ahora, y tengamos un amor de despiertos, como todos los demás.



LUIS MIGUEL ROLDÁN

lunes, febrero 15, 2010

PRESENCIA (al mar de Coveñas)

Ahora,
aquí parado frente a ti,
sintiendo tu familiar y cálida presencia
aspirando tu fresco y salobre aroma
mirando la tibieza de lucero que siempre te acompaña
y que me cobijó una noche
escuchando el susurro, que nunca se calló,
que siempre estuvo presente en mis sueños

Ahora,
aquí parado frente a ti,
no encuentro una pregunta,
encuentro tu saludo
el de siempre
eterno
en forma de presencia incondicional
de olas que acarician mis pies
envolviendo mi ser
sin reclamos
acogiéndome
invitándome al abrazo

Ahora,
aquí parado frente a ti,
vuelve la memoria,
las voces
las risas
la vida
me convierto en gaviota
de vuelo sereno
en un atardecer
junto a las banderolas del espolón