domingo, diciembre 28, 2014

Aprendo a esperar Edel Juárez / ¿Qué habrá sido de ti? Edgar Oceransky)




Aprendo a esperar, respiro,
tu lengua es una promesa que sellará mi boca,
tu cuerpo un destino cierto que reconozco letra por letra,
En mi boca no queda más que tu nombre,
en mi casa no existe más que tu ausencia
ya no peleo con el tiempo,
aprendo a esperar, respiro.

A veces me pregunto donde están las bocas mudas
que escribieron con besos los secretos de mi amor
La cándida ternura la urgencia y la locura
lo amargo y la dulzura la paciencia y el perdón

Que habrá sido de aquella que en los cuernos de la luna
colgara su armadura y me entregara el corazón
Que habrá sido de aquella la Chabona Porteña
que me clavara el As de Espadas con una canción

Que habrá sido de ti la Catirita de La Guaira
la Morocha en Mar del Plata, la Mulata de la Habana
la Lolita Mexicana
Qué habrá sido de ti la de la cara despintada
la remera deslavada,  la mezclilla desgarrada
o la boina del colegio en la mañana
Y es que a veces,  solo a veces, me pregunto qué habrá sido de ti

Que habrá sido de aquella que en medio de un apagón
me dijo que volviera a orillas de su malecón
Que habrá sido de aquella, la Escuincla de la escuela
que aunque yo fui el primero, cuantas cosas me enseñó

Qué habrá sido de ti La Catirita de La Guaira
la Morocha en Mar del Plata,  la Mulata de la Habana
la Lolita Mexicana
Que habrá sido de tila de la cara despintada
la remera deslavada, la mezclilla desgarrada
o la boina del colegio en la mañana
Y es que a veces, solo a veces, me pregunto qué habrá sido de ti


martes, diciembre 09, 2014

Compañera de la lluvia_Suramérica


Ya no hay mas lluvia, ni tampoco fuego 
solo hay cenizas, solo queda el silencio. 
Quiero decir que solo fuiste un sueño 
y los sueños, solo sueños son. Se quedan en eso. 
 

Y no estás más, no vuelves más 
compañera de la noche 
Y no estás más, no vuelves más 
compañera de la lluvia. 

Y no estás más, no vuelves más 
compañera de la noche 
Y no estás más, no vuelves más 
compañera de la lluvia. 

De aquellos días, solo queda el recuerdo 
y tu piel que quedó en mi, se fue con el viento 
Uno no cree que alguien parta tan lejos 
en el tiempo, tiempo que se fue 
con tantos momentos 

Y no estás más, no vuelves más 
compañera de la noche 
Y no estás más, no vuelves más 
compañera de la lluvia 

Y no estás más, no vuelves más 
compañera de la noche 
Y no estás más, no vuelves más 

lunes, diciembre 08, 2014

Pablo Neruda. Veinte poemas de amor y una canción desesperada Poema I



Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos, 
te pareces al mundo en tu actitud de entrega. 
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava 
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra. 

Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros 
y en mí la noche entraba su invasión poderosa. 
Para sobrevivirme te forjé como un arma, 
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda. 

Pero cae la hora de la venganza, y te amo. 
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme. 
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia! 
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste! 

Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia. 
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso! 
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue, 
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.

POEMA HALLADO EN UN LIBRO DE CIENCIAS: SEGUNDA LEY DE NEWTON




El movimiento de una mariposa entre las flores,
el de una bola de billar
rodando hacia la victoria de una carambola,
el del cometa Halley
puntual en sus espaciadísimas visitas al sistema solar,
el que dibuja una parábola de agua
surgiendo de la boca de una manguera de riego,
el de una nube o un velero
empujados por el viento,
el movimiento señorial de un buitre
subiendo la térmica en hélice,
el movimiento revolucionado de un colibrí
mientras liba el néctar suspendido en el aire,
el caminar de un insecto
sobre la piel del agua,
el de las moléculas de un gas
encerrado en una botella,
el de una flecha
disparada por un arco,
la estabilidad de un puente
frente a un terremoto,
el movimiento turbulento de las aguas
de un arroyo de montaña,
el de una jabalina
lanzada por el atleta en busca de su objetivo,
el de la Luna en torno a la Tierra,
el de la Tierra en torno al Sol,
el del Sol a través de la galaxia,
el de una boca trémula y extasiada
acercándose por primera vez a otra boca,
todos estos movimientos
y otros muchos que podamos imaginar

comparten el mismo impulso.