lámparas y
la línea de Durero,
las nueve
cifras y el cambiante cero,
debo fingir
que existen esas cosas.
Debo fingir
que en el pasado fueron
Persépolis y
Roma y que una arena
sutil midió
la suerte de la almena
que los
siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir
las armas y la pira
de la
epopeya y los pesados mares
que roen de
la tierra los pilares.
Debo fingir
que hay otros. Es mentira.
Sólo tú
eres. Tú, mi desventura
y mi
ventura, inagotable y pura.
Jorge Luis
Borges
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