La duda lleva mi mano hasta la guitarra,
mi vida entera no alcanza para creer
que puedan cerrar lo limpio de tu mirada;
no existe tormenta ni nube de sangre que puedan borrar
tu clara señal.
La soledad de mi mano se da con otras
buscando dejar lo suyo por los demás,
que a mano herida que suelta sus armamentos
hay que enamorarla con la mía o todas que los van a alzar,
que los van a alzar.
Una cosa aprendí junto a Soledad:
que el llanto hay que empuñarlo, darlo a cantar.
Otra cosa aprendí con Soledad:
que la patria no es un solo lugar.
Una tercera cosa nos enseñó:
lo que no logre uno ya lo harán dos.
Danile Viglietti
No hay comentarios.:
Publicar un comentario