miércoles, enero 17, 2018

RIMA XLII

Cuando me lo contaron sentí el frío 
de una hoja de acero en las entrañas; 
me apoyé contra el muro, y un instante 
la conciencia perdí de dónde estaba. 

Cayó sobre mi espíritu la noche, 
en ira y en piedad se anegó el alma. 
¡Y entonces comprendí por qué se llora, 
y entonces comprendí por qué se mata! 

Pasó la nube de dolor.... Con pena 
logré balbucear breves palabras... 
¿Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo... 
Me hacía un gran favor... Le di las gracias.

                            
                                Gustavo Adolfo Bécquer

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