Y al final
entendí que un recuerdo es algo que se deshace. Y entendí más: que no es el
recuerdo el que se deshace, sino el dolor, el apego que sentías, la herida que
rodeaba tu vida, el muro circular de la amargura. El recuerdo sigue intacto. Lo
que cambia es tu respuesta, lo que te provoca recordar. Y para esto solo hace
falta una cosa, tiempo, mucho tiempo, justamente eso de lo que nunca disponen
aquellos corazones que están como el mío: rotos.
Marwan
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