- Por qué, con tus encantamientos infernales, me has arrancando a la tranquilidad de mi primera vida…El sol y la luna brillaban para mí sin artificio; me despertaba entre apacibles pensamientos, y al amanecer plegaba mis ojos para hacer mis oraciones. No veía nada de malo, pues no tenía ojos; no escuchaba nada de malo, pues no tenía oídos; ¡pero me vengaré! Rayuela 126
Julio Florencio Cortázar
No hay comentarios.:
Publicar un comentario