Iba a ser el
día menos pensando,
gris y por la tarde,
sin aviso
Iba a
sorprenderme ese sentimiento profundo
que produce la alegría contenida en la mirada
que precede
al primer beso
Iba a sentir
por primera vez
la cercanía
y la calidez de tu aliento,
la humedad de
tu alma
de tu
profundidad
de tu
interior
de tu ser
de lo más
tuyo
Iba a
palpar tus labios,
tu lengua
tu boca,
la que
sonríe
la que habla
Tu boca que
eres tú
y que iba a
ser yo,
que íbamos a
ser uno
por un
instante
Iba a cerrar
los ojos por ti,
acariciar tu
cabello
sostener tu
cabeza
y acariciar
tu mejilla para constatar que estabas ahí
Iba abrir los ojos y ver que no era un sueño
y mirarte
y sonreír
y volver a
cerrar los ojos
y sentir tu
nariz
tu
respiración
tus labios
tu lengua
tu calidez
tu aliento
tu corazón
tus manos
tú
toda tú
todo tu ser
todo tu cuerpo en
cadencia
en
movimiento
en urgencia
como si
fuera la última vez
como si el
mundo se fuera acabar
Iba a haber
miradas y sonrisas
para volver
a comenzar
y volver a cerrar los
ojos
Iba a haber
cercanía,
necesidad de
perpetuar ese momento,
fugacidad y
eternidad en un instante
Iba a quedar un recuerdo para siempre
dulce y
amargo
cálido y
frío
porque solo
hay una primera vez
y el sabor que
se iba a probar, nunca se llegaría a olvidar
y rondaría el
recuerdo
iba a tener un primer beso que duraría para siempre
Nos íbamos a
regalar hasta el último soplo de nuestros corazones
mientras
durara ese beso
que quizá iba a ser el primero,
el último,
el único.
No fue ninguno
que quizá iba a ser el primero,
el último,
el único.
No fue ninguno
Nunca te tendré tan cerca
Tan adentro
Tan húmeda
Tan cálidaIba,
que hermoso hubiese sido conjugar este verbo en tiempo presente indicativo y en primera persona y no en primera o tercera persona de singular de pretérito imperfecto en modo indicativo
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