I
Ya no es mágico el
mundo. Te han dejado.
Ya no compartirás
la clara luna
ni los lentos
jardines. Ya no hay una
luna que no sea
espejo del pasado,
cristal de soledad,
sol de agonías.
Adiós las mutuas
manos y las sienes
que acercaba el
amor. Hoy sólo tienes
la fiel memoria y
los desiertos días.
Nadie pierde
(repites vanamente)
sino lo que no
tiene y no ha tenido
nunca, pero no
basta ser valiente
para aprender el
arte del olvido.
Un símbolo, una
rosa, te desgarra
y te puede matar
una guitarra.
II
Ya no seré feliz.
Tal vez no importa.
Hay tantas otras
cosas en el mundo;
un instante
cualquiera es más profundo
y diverso que el
mar. La vida es corta
y aunque las horas
son tan largas, una
oscura maravilla
nos acecha,
la muerte, ese otro
mar, esa otra flecha
que nos libra del
sol y de la luna
y del amor. La
dicha que me diste
y me quitaste debe
ser borrada;
lo que era todo
tiene que ser nada.
Sólo que me queda
el goce de estar triste,
esa vana costumbre
que me inclina
al Sur, a cierta
puerta, a cierta esquina.
Jorge Luis Borges
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